miércoles, 8 de junio de 2011

ESCRIBIR: UN ACTO DE RECONOCIMIENTO

ESCRIBIR: UN ACTO DE RECONOCIMIENTO

Escribir es plasmar nuestros pensamiento e ideas, cuando escribimos nos ponemos en escena y nos evidenciamos, la escritura nos confronta; la redacción, la calidad de la letra, de lo pensado; nos cuestionamos si somos capaces de producir o si solo replicar pensamiento. Es un arte donde dejamos nuestra huella, que se aprende y perfecciona con la práctica, revisando contenciosamente, teniendo en cuenta las exigencias gramaticales, el manejo de los signos de puntuación, la argumentación; pues no es solo plasmar nuestras ideas si no organizar en forma coherente nuestros pensamientos.
Como docente debemos tener en cuenta la importancia de la escritura en nuestra labor educativa, por tanto debemos conocer nuestra limitaciones y falencias al escribir ya que se evidencia un acto de replica y no de reflexión. Debemos adquirir el hábito como forma de proyectar la comunicación; pues no es solo un privilegio  de algunos pocos pero si debemos aprender de ellos el buen manejo de la palabra escrita, tomar sus sugerencias, inquietudes; no es solo escribir por escribir si no aprender la esencia de la producción de la escritura y poder plasmar nuestros aportes a la profesión de educar.


ARGUMENTO
En la vida cotidiana vemos que se tiene mucha facilidad para hablar, expresar verbalmente nuestro pensamiento, hay fluidez de las palabras; nos damos a entender utilizando todo tipo de recurso que nuestra oralidad nos permite “es algo fácil”. Pero el arte de escribir es un poco más complejo pues se requiere de especial cuidado, al plasmar nuestras ideas nos dejamos al desnudo, al ojo crítico, hablamos sin hablar, es nuestro sello personal que difícilmente podremos refutar porque expresamos mucho o quizás todo.
El autor del texto oficio de maestro, FERNADO VASQUEZ RODRIGUEZ, en su aparte Escribir: un acto de reconocimiento expresa: “escribiendo es como descubrimos nuestra incompetencia o nuestra confusión; en el acto de la escritura es donde comprobamos si somos meros repetidores o productores de conocimiento”. Es algo con lo que estoy de acuerdo pues la escritura nos confronta y nos cuestionamos hacemos una auto crítica que nos lleve a la reflexión para iniciar el recorrido en la senda del buen escribir; y que sea como una semilla a sembrar en los alumnos, que generándole unas condiciones favorables, esta pueda germinar, crecer y dar frutos.
En la actualidad el gobierno central a través del ministerio de educación nacional promueve iniciativas como el concurso nacional del cuento para docente y estudiante con el propósito de estimular a quienes tengan esas habilidades. Entidades como plan internacional con su revista caja mágica  plasma los pensamientos e ideas de los niños y niñas de las instituciones educativas de las zonas de influencia; entre otras.
Este tipo de ideas son buenas en la medida en que se incentiva a escribir, sea como hobby, como ejercicio pedagógico, o por la razón que sea, la práctica continua de la escritura trae consigo el poder plasmar de forma adecuada nuestras ideas y así dar a entender aquello que queremos que se conozca.
En nuestra labor de enseñar, como primera medida debemos retomar el arte de escribir al igual que el de leer,  y creado el habito, en segundo lugar poder direccionar a nuestros estudiantes y especialmente a los que muestren un interés marcado por esta práctica.

 MARISOL BALANTA POPO

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